(Entrevista realizada por Pastor Méndez el 23 de agosto de 1980, incluida en el libro Hombres y Mujeres de Bariloche -2008-)
Eduardo Catalán vivió junto a sus padres Desiderio Catalán y Tránsito Lillo en Ñirihuau. Allí compartió su infancia con sus hermanos mayores Vicente y María Luisa (Lula o Mamina para sus nietos). La temprana muerte de su madre los aferró más a su padre. Con 14 años Lula debió hacerse cargo de las tareas hogareñas (que no eran pocas ni fáciles en aquellos años) mientras los varones trabajaban en el campo. Eduardo era jovial. Sus ojos nunca envejecieron.
Nació el 26 de setiembre de 1910 y falleció el 19 de abril de 1987. Se casó con María Angélica Nordenström con quien tuvo tres hijos: Andrés, César y María Angélica (Quelito).
Aquí una reseña de una de las tantas “contadas” sobre sus vivencias, en este caso relacionadas con el hallazgo de petróleo en su campo de Ñirihuau Arriba, sus recuerdos de ese personaje singular que fue Martín Sheffield y reflexiones del hombre campesino.
En sus palabras, con datos aportados por Pastor Méndez:
La mina de Ñirihuau está sobre la costa del arroyo que se llama Pichi Ñirecó al que vulgarmente decimos arroyo Las Minas (la llamada “mina” es una zona petrolera y gasífera ubicada a unos 25 kilómetros al sureste de San Carlos de Bariloche. El arroyo que menciona nace en la cordillera ubicada al sur, pasa muy cerca de los pozos y por eso el derrame superficial es visible en el agua –parece aceite- y desemboca unos 4 km. más abajo sobre la margen derecha del río Ñirihuau).
Descubrieron petróleo porque mi padre Desiderio Catalán y un vecino, Santos Acuña, observaron que las vacas lecheras llegaban todas las mañanas con el hocico sucio. Entonces empezaron a recorrer, para ver por qué, qué era, y descubrieron que iban a lamer petróleo que afloraba entre unos ñires, entre unos montes. Porque el petróleo es salobre y entonces las vacas iban a lamerlo…
Y es así que descubrieron esos (vestigios) de petróleo. Fueron Desiderio Catalán y Santos Acuña que lo denunciaron, dieron cuenta a la dirección de Minas. Afloraba, afloraba el petróleo como una vertiente. Y después se interesaron los ingenieros, los geólogos en venir a ver y fue cuando anduvo por la zona ese famoso ingeniero (geólogo) Bailey Willis (entre 1911 y 1914).
* El primer permiso de cateo fue otorgado a la empresa llamada Mina Chilena Argentina y su personal dirigido por el señor Rosario Rozas realizó en 1916 tres perforaciones, que alcanzaron los 90, 50 y 60 m. respectivamente. En 1922 una cuarta perforación llegó a 159 m.
En las proximidades de esos cateos, YPF perforó en 1933 y 1936 dos pozos a considerable mayor profundidad. El primero llegó hasta 636 m. y el segundo a 1.492 m. Si bien se observaron abundantes evidencias de petróleo, en ningún caso se obtuvo producción de interés (…) El jefe de la ComisiónGeológica a cargo del pozo 1 era el geólogo José María Sobral. -Geología y Recursos Naturales de la Provincia de Río Negro, Relatorio del IXº Congreso Geológico Argentino pág. 676 y ss (Buenos Aires 1984)-.
Yo fui guía de Sobral, el baquiano, conocedor de la cordillera.
Pero había andado antes, cuando tenía 14 años, vendría siendo en 1924, con un geólogo italiano que se llamaba Feruglio (Egidio) De ahí yo me daba cuenta de algunas cosas porque era medio intruso, medio preguntón y (me dijeron) que esa era una gran fuente de petróleo.
Anduve tres meses con Feruglio en la cordillera. A partir del nacimiento del cerro Ventana, aquí, del Ñireco, recorriendo hasta el límite con el Chubut.
Después vino a hacer el cateo YPF que estuvieron más o menos del 33 al 36 (cuando) se dio por terminado el trabajo y quedaron clausurados los pozos.
No obstante eso, se formó la compañía La Celina, bastante conocida en la zona por esos años. Y pusieron empeño para comprarle la concesión y derechos de explotación a la Compañía Chilena.
Le compraron, le transfirieron, no sé qué negociado habrán hecho, pero pasó directamente a la nueva compañía. La Celina era nada más que un “grupí” que habían puesto porque era de YPF. Si no hubieran acordado los chilenos todavía estarían porque tenían concesión por treinta años con opción a otros treinta.
La Celina trabajó durante tres o cuatro años y después levantaron campamento y quedó toda la zona reservada por YPF. La Celina hizo dos pozos, uno de 300 metros y el otro no me acuerdo de cuánto y pararon la obra. A esos 300 metros ya salía gas y petróleo y eso quedó paralizado hasta ahora. Salía bastante gas y petróleo, pusieron los manómetros y midieron 6 libras de presión. Sellaron los pozos y reventó por otro lado y sigue aflorando. Es una fuente de riqueza pero no sé hasta dónde puede llegar eso. Uno de los pozos que hizo YPF llega casi a 1500 metros de profundidad y lo sellaron prolijamente con arena para prevenir un incendio y después rellenaron con escombro. En la época de YPF trabajaba el ingeniero Álvarez y estaba también Sobral que era el geólogo y otros nombres más. Encargado de pozo era Roque Aguirre, estaba el señor Soler. Entre esa gente estuve yo trabajando como peón, como baquiano de la zona.
Los pozos están separados unos 300 metros, en el campo de Crespo (sucesión de don Diego Crespo) Pero dentro de mi campo hay muchos pozos marcados, los he marcado yo porque era peón de los ingenieros. Los pozos en los que sigue aflorando petróleo están a unos tres mil metros de mi casa. El campo tiene unas 4 mil hectáreas.
El área llega al Pichileufu y pasa a la margen derecha, es un campo grande marcado con pozos de petróleo. Pasa el Pichileufu para el lado de la mina (de carbón) de Pico Quemado y hacia el Chubut.
Debajo de las Buitreras, acá (señala en la carta Nº 72 “Nahuel Huapi” del Instituto Geográfico Militar), hay pozos marcados. Y subiendo a la planiza (hacia el Pichileufu) hay otros. Aquí está el rancho nuestro y acá enfrente hay un faldeo. Bueno, ahí hay pozos marcados de este lado. Se marcaban de acuerdo a la formación del terreno.
Escuché decir a los geólogos que el yacimiento no fue explotado porque estaría conectado con el de Plaza Huincul porque es un lago de petróleo y si explotaban acá, arruinaban allá, donde ya estaba todo instalado.
Eso escuchaba yo cuando hablaban los geólogos, ingenieros… y nosotros a la sombra de un monte descansando. Ellos habrán dicho: y a estos qué les interesará, si están ahí papando moscas, pero en realidad yo paraba la oreja…
Yo era muy “novedoso”, nunca me di a conocer en nada. Me presenté con ellos como un paisano cualquiera porque no me interesaba que saliera o no petróleo sino cómo iba a quedar mi padre. Entonces me hacía el “mocho” y escuchaba a ver qué decían… Hasta que un día le pregunté a Sobral si podrían expropiar el campo y me dijo que no. Expropiar no, de ninguna manera porque tienen que darle un beneficio al poblador (al propietario). O lo indemnizan y entrega el campo o sobre la producción de petróleo le dan un porcentaje, porque lo que está debajo de la tierra es del Estado. Pero eso se resuelve de común acuerdo.
Martín Sheffield
Yo conversé mucho tiempo con Martín Sheffield, el del plesiosaurio… Un día llegó a la casa, era amigo de mi padre, de la familia. Debe haber sido el año 26 o 27 (la historia del “monstruo” la había inventado en 1922)
Estuvo todo el invierno con mi padre. El traía oro del Chubut, había estado trabajando allá y lavaba oro. Traía muestras en una botellita, y ahí conocí yo el oro en estado natural. No sé cuántos gramos traía ni dónde lo canjearía.
Estuvo tres meses en mi casa. Un tipo muy divertido, norteamericano, ¡tenía cada anécdota!
Le habían prohibido la portación de armas. Decía: te saco el cigarrillo de la boca de un tiro y te lo sacaba. Y a una mujer que le sacaba el taco del zapato y se lo sacaba. Después le prohibieron todas esas macanas.
Nosotros no creíamos, y un día estando con mi amigo Diego Crespo, lo invitamos para descubrir a ver si era cierto. Era ya un hombre de edad muy avanzada, tenía cerca de ochenta años y falto de ejercicio.
Lo desafiamos a tirar al blanco… y nos ganó che, ¡cómo tiraba ese tipo! Y ¿pruebas? No te cansabas de ver las pruebas que hacía.
No sé si por hipnotismo o qué pero… por ejemplo, ponía tres botones arriba de la mesa y decía: tapen los botones. Nosotros tapábamos los botones con una servilleta, él ponía una mano aquí abajo y decía una oración, golpeaba la mesa y… destapen, a ver… los botones no estaban más.
Acá están los botones (en su mano). Cómo lo hacía, nunca lo supe. Y así, cosas fantásticas. Era un tipo… no sé cómo catalogarlo, si era mágico o un hombre raro… que tenia un don que no sabíamos qué era…
Él era un hombre que vivía solo, como un ermitaño. Estuvo tres meses ese invierno y nosotros nos divertíamos. No le dábamos valor a lo que tenía porque a nosotros lo que nos interesaba era divertirnos. Reportearlo a fondo como quien dice, nunca.
Se agarraba el dedo -el mío lo quiso agarrar. No! le digo, don Martín!- y se cortaba con el cuchillo. Te pedía un pañuelo o un trapo, se limpiaba y era sangre… se sacaba sangre y escribía cualquier cosa, después no sé qué piruetas hacía y…¿dónde me corté? Vos revisabas el dedo, no encontrabas nada, cómo se sacaba sangre nadie sabe.
Cosas fabulosas Pastor! Que yo las he vivido, las he visto. El tipo con el dedo así y goteaba sangre, manchaba un pañuelo, una servilleta, le goteaba la sangre del dedo y después no sé qué hacía, te mostraba el dedo y ¿dónde está cortado? Vos no veías absolutamente nada.
Te hacía ganar (ubicar) a seis o siete metros y te pedía que pusieras el pie allá para lanzar el cuchillo y clavarlo en la punta del pie. -No, don Martín, por favor! le digo. No. -Bueno, marca con una tiza (la pisada). Yo marcaba, y me hacía a un lado. Bueno, por un atado de cigarrillos eh? Cualquier macanita así. Bueno, como no… Agarraba el cuchillo, hablaba dos o tres palabras, lo lanzaba y clavaba justo en la raya marcada. Ese tipo era refamoso eh! El que crea que es como una fantasía… no!, era todo verídico; en mi casa lo hizo.
Lucio Ramos Otero
Martín Sheffield hablaba de cuando unos pistoleros norteamericanos secuestraron a Lucio Ramos Otero en 1911. Lo habían secuestrado cerca de su campo, en el Chubut, próximo a la frontera con Chile. Ramos Otero era un personaje… un hombre rico. (Sus captores) habían hecho un calabozo en el monte, con palos cortados en el lugar y atados con sogas de cuero crudo, de vaca, de caballo o qué sé yo… Habían atado los palos y lo tenían prisionero junto con uno de sus peones. Algunos de los secuestradores habían ido a cobrar no sé qué cantidad de plata que pedían a la familia por el rescate.
Entonces Ramos Otero, después de estar varios días prisionero ahí, reaccionó, se tranquilizó. Todas las noches les llevaban de comer y comenzó a guardar todo lo que era grasa del puchero o del asado que le daban y pedía un trapo para limpiarse las manos. Le dieron una bolsa de arpillera. Entonces, ¿qué hacía? La bolsa la entró (empezó) a engrasar, haciendo algo parecido a lo que llamaban en aquel tiempo pabilo. Cuando tuvo varias bolsas embetunadas así, con grasa, tipo vela, había que estudiar cómo salir del coso ahí (de la prisión). Le dice al compañero: vamos a prender estas mechas y vos entrás (empezás) a quemar los tientos. Con esas mechas, esos pabilos, quemó las sogas, pudieron ladear los palos y escaparon. Así fue la salvación de Lucio Ramos Otero, un hombre multimillonario que fue dueño de varias estancias en el Chubut.
Nosotros nos amanecíamos con Martín Sheffield conversando… Nos contó también que una vez Ramos Otero llegó a su estancia (Corcovado), vestido humildemente, como parece que era su costumbre. El peón que lo recibió no lo conocía.
– Buenas tardes señor, saludó el recién llegado
– Buenas tardes, amigo respondió el paisano
– ¿Está el capataz o el administrador?
– No, no están… Pero bájese amigo, desensille… ahí está el fogón y hay yerba, tómese unos mates… allá en la carnicería -carnicería decimos nosotros, colgadero le habrá dicho, qué carnicería iba a haber en ese tiempo!-, ahí hay carne, si tiene hambre churrasquée… Aquí está en la estancia de Lucio Ramos Otero donde no se pasa hambre amigo..!
– Muchas gracias señor…
Entonces don Lucio Ramos Otero se hizo un asadito, comió y tomó mate. Mientras tanto llegaba el capataz o el administrador y ni bien se bajó del caballo se acercó y lo saludó. Enseguida reunió a todo el personal y les dijo: señores, muchachos, no sé cómo les habrá dicho, les presento al patrón don Lucio Ramos Otero…
(…) Y el peón lo mandaba que se hiciera comida y se cebara mate… Menos mal que lo había ponderado: la estancia de Ramos Otero donde no se pasa hambre…
Anécdotas muy lindas, eh? las que nos contaba a nosotros Martín Sheffield… de sus andanzas por la Patagonia, por el sur, porque fue un tipo que no tenía paradero, andaba por todos lados, un aventurero…
Claro que uno no retiene todos los detalles, calculá los años, yo era joven…
Una vez me hizo un chiste muy lindo porque era un tipo ocurrente, humorista, de todo un poco tenía. Eduardo, me dice, te voy a hacer un regalo, para acordar toda la vida. Te voy a hacer, como se hace en Texas, un rebenque para los caballos lerdos. Vos pegas un azote con ese rebenque y el caballo todo el día anda liberal, como si lo hubieras electrizado con el azote. Y bueno, me hizo un rebenque, los tientos los pintó de colorado, una fusta (rebenque liviano).
Vos agarras un caballo, el peor que tengas, antes de subir pegale un azote o dos, después cuelgas rebenque y el caballo anda lo más bien.
Bueno, agarré un matungo medio lerdo que tenía y como yo era muchacho y medio pajarón, agarré la fusta que me había dado Sheffield en el galpón, subí al caballo, le pegué dos o tres azotes y el matungo se liberó. Imaginate, con una fusta, unos tientos trenzados, unos chicotes bárbaros, le dolió al caballo y se puso vivo. Entonces agarré, colgué el rebenque y me fui al campo. Qué..! El matungo ahí nomás a las tres cuadras, lerdo como siempre.
Ese Sheffield se ha reído eh? Lo embromé muchacho, lo embromé muchacho, decía a los otros ahí.
Todos los días tenía una cosa distinta porque Sheffield era una cosa fuera de serie. Qué era ese viejo no sé. Si lo hipnotizaba a uno, no sé. Te agarraba un naipe así… yo te hago prueba, a ver si vos puedes hacerla, facilita…
Agarraba un naipe de esos españoles no más y empezaba a barajar y a mover las manos así y volaba una carta, y él estaba dele y dele y la carta bajaba y se metía en el mazo. Hacela vos. Qué íbamos a hacer..! ¿cómo volaba esa carta? ¿qué veíamos nosotros? no sé. La carta salía del medio del mazo y él, moviendo las manos, subía y bajaba. Yo probaba y no salía ninguna carta. Fantástico era ese hombre, era bárbaro!
Después, hacer pruebas con el lazo, como decía que hacían los vaqueros en Texas enlazando un poste del corral o de un alambrado. Una soga larga, ponele que un lazo tiene unos quince metros. Lo agarraba de una punta y comenzaba a hacer “viboritas”, para todos lados, dele y dele… Empezaba (a formar) lo que se llama un “medio bozal” y cuando llegaba al final, con la presilla en la mano, todo el palo estaba como embozalado. Nosotros probábamos, pero nunca pudimos… Cualquier cosa hacía ese hombre. Una lástima que se haya muerto Martín Sheffield, ese era hombre eh? Don Martín…
El plesiosaurio
Unos años antes del invierno que pasó con nosotros en Ñirihuau, Sheffield formó una historia porque andaba pobre. En la costa de un laguito al norte del Chubut hizo unos dibujos, unas cosas raras que, dijo, era el rastro del plesiosaurio. Entonces denunció eso a las autoridades de Buenos Aires (carta al director del Jardín Zoológico de la Ciudad de Buenos Aires, Clemente Onelli) Pedía que le dieran un poco de plata para mantenerse él y cuidar ese bicharraco. Le mandaron no sé si trescientos pesos, no sé cuánto. Sheffield agarró esa plata, se la chupó y se mandó a mudar.
* La expedición que pretendía capturar un plesiosaurio, vivo o muerto, salió de la gran metrópoli el 23 de marzo de 1922 (…) El mundo siguió a través del cable a los expedicionarios aguardando alguna noticia sensacional desde el corazón de la Patagonia. Cuando Clemente Onelli informó a la prensa de la marcha de la expedición, dijo que enviaba a San Carlos de Bariloche dos arrieros que habían sabido afrontar las nieves de los Andes cuando se habían efectuado los trabajos para fijar los límites con Chile… Con otros que elija (el ingeniero Emilio Frey) entre los colonos suizos de la región de Nahuel Huapi –decía- seguirán la búsqueda y los rastros del animal y posiblemente de otros durante el invierno…” (Daniel Hammerly Dupuy, Nahuel Huapi, Panoramas–Leyendas–Historias, pág. 16 Sociedad Geográfica Americana Editorial y Cultural, Buenos Aires 1946)
Y después nos contaba don Martín: en Maitén yo tomando copa whisky. Entró mosco (mosca), quedé mirando, ahogó y fue a pique. Entonces calculé que plesiosaurio también habría ahogado y estaría fondeado en lago. Esa era la descripción que nos hacía.
Creo que antes de morir pidió que lo recordaran con una cruz de chacay, una cruz de palo…
Martín Sheffield murió en las nacientes del río Chubut, el lugar de sus sueños dorados.
* (…) murió en 1936 en Arroyo Ñorquinco (en realidad Arroyo Las Minas o De los Mineros) lugar que veía como su versión personal del Klondike, la fiebre del oro (…) –Bruce Chatwin, En la Patagonia, pág. 64 Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1977-.
El celebrado autor inglés –muerto en 1989 en Niza a los 48 años-, escribió también: Una cruz de madera con las iniciales M.S. señalaba su tumba, pero un cazador de curiosidades de Buenos Aires se la robó.
** Para Parsons, el deceso ocurrió el 28 de noviembre de 1932 a las cinco, y lo documenta: hecho denunciado en Ñorquinco, oficiando como Juez de Paz el recordado vecino Enrique Fernández, registrado en el folio 17 del Libro de Actas y Defunciones (testificaron) su hijo Tede Sheffield, Nicolás Torres y Manuel Ruiz. –Tabaré Walter Parsons, Bariloche “Un puñado de recuerdos” pág. 168, Gráfica Lauría SC de Bariloche 2004-.
*** En la carta Nº 72 del IGM –Nahuel Huapi- compilada entre 1940/41 aparecen los arroyos Klondike y De los Mineros entre los afluentes del alto Chubut y el Paso de las Minas en medio de serranías de 1600 a 2200 m. orillando el límite austral de nuestra provincia, ya que el río Chubut, en realidad, nace en Río Negro.
Sin embargo, la Escuela Arroyo Las Minas –cuyo historial resultaría de interés consultar- parece que no ha merecido lugar en la página de Internet del ministerio de Educación de la provincia (por lo menos hasta fines de 2006, que es cuando la hemos buscado)
El hombre campesino…
En Bariloche varios me han dicho: lo felicito Catalán, tiene oro negro en su campo, tiene esto y lo otro, sale por radio, en los diarios, por todos lados. Yo no sé nada. Lo único que sé decirte me lo dijo la vieja: che, no vas a ser tonto, no vendas el campo que van a explotar las minas. Yo no tengo interés en vender por ahora, capaz que alquilar, pero eso después de la esquila y yo esquilo en diciembre.
Hace unos días vino uno de la aviación, que es socio de otro que había hablado conmigo primero… Vamos a ver señor, le digo. Si las cosas andan más o menos firmes de los dos lados algo podemos hacer, de lo contrario es muy prematuro para decir si les vendo o les alquilo o no. Así que no se hagan ilusiones ustedes ni me las hago yo tampoco. Si conviene…
Yo le pedí al otro que anduvo la primera vuelta una cantidad por alquiler anual y contrato por cinco años.
Yo tengo 70… cinco años más… ¿qué voy a hacer? Pasaré cinco años no haciendo nada, pero en arrendamiento, no en venta… más las ovejas y todo lo que hay, que les vendo a ellos. Cinco años… no sé si muero pero les queda el campo a los hijos…
Pero nadie va a hacer lo que hice yo, de aguantar tantos años trabajando y luchando. Yo llevo 55 años, inamovible…
No he salido nunca a ningún lado, esclavizado. Por eso ya estoy tan acostumbrado a no salir y a no moverme porque es una cosa que no la disfruté de joven y ahora de viejo qué vas a hacer. Ir a Buenos Aires, ¿a qué, a ver unos ranchos grandotes? ¿Ver caras de mujeres, de hombres y de viejos?
Si en Bariloche hay también. Ver un arroyo, un monte, esquiar… ¿puedo ir a esquiar yo ahí al cerro? Por favor! Si de nieve estoy recansado.
El único placer que he tenido es haber visto a mis nietos, mis sobrinos, mis sobrinas que se han casado, sobrinos nietos… Ese es el placer que uno tiene che… Después, ¿ir a Buenos Aires, Chile, Perú, Francia? Para mí es todo lo mismo…