La biblioteca del Museo de la Patagonia contiene invalorables documentos que dan cuenta de la historia de la ciudad y la región. Entre ellos, un memorándum redactado de puño y letra por el ingeniero Emilio Frey y firmado por vecinos del entonces pueblo dirigido al presidente de la Nación doctor Hipólito Irigoyen, fechado el 14 de diciembre de 1916. Publicado en Revista Todo, año I, número 3, junio 2010.
Desde su llegada a la zona del Nahuel Huapi en 1895, hasta su muerte en 1964, la vida del ingeniero Frey estuvo íntimamente ligada a la historia de San Carlos de Bariloche y la región de los lagos. Entre 1895 y 1903 formó parte de las comisiones de límites que, dirigidas por el perito Francisco Pascasio Moreno, recorrieron y relevaron miles de kilómetros cordilleranos.
Entre 1911 y 1913 integró la Comisión de Estudios Hidrológicos dirigida por Bailey Willis y a partir de 1914 integró la Comisión de Fomento de San Carlos de Bariloche.
En 1922 fue designado para dirigir el primigenio Parque Nacional del Sud y en 1924 fue nombrado jefe de la Oficina de Tierras.
En 1931 fue uno de los socios fundadores del Club Andino Bariloche y al crearse el Parque Nacional Nahuel Huapi en 1934 fue designado como su primer intendente. Al momento de redactar el memorándum don Emilio Frey tenía 44 años.
La nota quedó a disposición de los vecinos que quisieran refrendarla con su firma en el escritorio de los señores Capraro y Cía.
Expresa:
Los vecinos que suscriben, en representación del pueblo de San Carlos de Bariloche y de la colonia de Nahuel Huapi, teniendo conocimiento de que el presidente de la República se interesa por conocer el país para darse cuenta personalmente de sus necesidades, tiene el honor de invitar a su excelencia a que se digne hacer una visita a nuestro legendario e histórico lago y región del Nahuel Huapi.
Quisiéramos, señor presidente, que esta apartada región del suelo argentino, única en bellezas naturales y rica en productos por explotar sea conocida por su excelencia. Que la Patagonia, y en primer término su región andina, merezca de su gobierno la preferente atención que le corresponde, cooperando en satisfacer sus actuales necesidades y fomentando su futuro desarrollo.
Está a consideración del Congreso Argentino el proyecto de creación de tres nuevas gobernaciones patagónicas. Una de ellas es la Gobernación de los Lagos con su capital San Carlos de Bariloche. Son múltiples las razones que aconsejan la sanción del proyecto y que han sido debidamente enumeradas y tan sólo esperamos que el proyecto encuentre en el seno del gobierno el mismo ambiente favorable con que fue acogido por el de su antecesor.
No podemos seguir dependiendo, señor presidente, sin que se nos siga perjudicando enormemente, de 200 leguas de distancia, que debemos recorrer para cualesquiera asunto de importancia, con dos meses de tiempo perdido y los gastos consiguientes. Tan importante y necesario como la creación del Territorio de los Lagos, es para el desarrollo de esta región la terminación del ferrocarril patagónico de San Antonio Oeste hasta Bariloche y la de sus ramales hacia el norte y el sur, a Junín de los Andes y Fofocahuel respectivamente.
La vía, en su estado actual, es un árbol gigante destinado a secarse, porque le faltan las raíces que le den vida y vigor, le falta el jugo que hay que ir a buscarlo en la región cordillerana. El ferrocarril así como está beneficia unos 50 mil kilómetros cuadrados de tierras pobres, es necesario que eche raíces hacia la cordillera, para que la zona tributaria abarque 100 mil kilómetros más de campos ricos en pastos, de tierras fértiles, de valles andinos con abundante fuerza de agua y donde se radicarán industrias con los productos de materia prima característicos de la región.
Con la extensión del riel hasta el lago Nahuel Huapi y con la conexión del tronco de la línea con la demás red del país, veremos surgir para estas regiones una nueva industria, la del turismo. Debido a la afluencia de viajeros se irán formando nuevas empresas, ya no será un sueño la formación de la ciudad industrial, las vías eléctricas irán descubriendo el velo que aún protege las entrañas de la misteriosa cuenca nahuelhuapeña, nuevas rutas abrirán los autos de carga y pasajeros como complemento de la vía férrea, surgirán las flotas de recreo en los innumerables lagos andinos, habrá hoteles con comodidades, para todos los gustos y al alcance de todos los bolsillos.
Veremos ir formando en los valles andinos núcleos industriales, donde la fuerza del agua brinda el más barato combustible, para transformar materias primas que ofrecen la lana, cueros, carne y maderas, en manufacturas para el consumo argentino. No es posible seguir dependiendo del extranjero para suplir al país las necesidades en tejidos, papel, madera, cueros, y sus derivados por un valor de 200 millones de pesos anuales, y cuyas materias primas se encuentran en gran parte en el país. Podremos hacer llegar a la metrópoli los ricos pescados que pueblan nuestros arroyos y lagos e inundar los mercados de sabrosas frutas cordilleranas, desalojando sus similares europeos y de California. Lo mismo acontece con los productos de lechería, con la manteca y el queso.
Llegado el ferrocarril a estas regiones ya no serán 500 pesos el costo de un recreo de Buenos Aires al lago Nahuel Huapi, con toda clase de privaciones e incomodidades durante el viaje. No. El importe se podrá reducir a 150 pesos o menos con un viaje cómodo y lleno de atractivos a través de la Patagonia.
Deseamos la colonización de gente sana y robusta, colonos verdaderos, que se arraiguen definitivamente en el país, cuya descendencia sea y quede argentina, de hecho y no de nombre.
Esperan la colonización agrícola en primer término los fértiles valles andinos de Cholila, Epuyén, El Bolsón, Foyel y Río Manso, colonias pastoriles pueden establecerse en toda la región cordillerana. El anterior gobierno hizo estudiar toda esta zona, la clasificación de sus tierras, su fomento, sus industrias posibles, su colonización adecuada por la comisión de estudios hidrológicos del Ministerio de Obras Públicas en los años 1911 a 1913.
Por cuanto a lo que nos toca a nosotros, con la colonia existente en el lago Nahuel Huapi pedimos que se entreguen a la colonización pastoril todos los lotes reservados y que sean aptos para ese fin, aún dentro del Parque Nacional debe de permitirse en terrenos apropiados el usufructo para los productos de lechería, siempre que no se permita la destrucción de los bosques. Queremos parques con vida, cuanto más población pueda vivir del fruto del terreno, más serán las riquezas para la región y para el país.
Pedimos que a los colonos que hayan cumplido con las obligaciones de la ley en los lotes agrícolas y forestales de la colonia, se les ponga en posesión definitiva de su terreno.
Pedimos, señor presidente, la expropiación de las grandes estancias alrededor del lago, o que por lo menos se obligue a sus propietarios a parcelar el terreno en lotes agrícolas y forestales. Son unas 30 leguas cuadradas en poder de unos cuantos terratenientes, que no se interesan mayormente por el porvenir de la región, radicados en Buenos Aires o en el extranjero como están, esas tierras acertadamente parceladas (contienen la flor del lago) contribuirían al sostén de unas 200 familias que podrían dedicarse a la agricultura y de unas 100 a la ganadería.
Pedimos, señor presidente, que se lleve adelante la implementación del vivero regional y de la chacra experimental, para cuyos destinos ya hay un terreno reservado, su realización sería de grandes beneficios para la población de todo el territorio.
(…)Luego de detallar otras necesidades en materia de comunicación telegráfica, vías terrestres y lacustre así como edilicias, el ingeniero Frey concluye esta misiva reiterando su invitación a visitar la ciudad y la zona para que el presidente Hipólito Yrigoyen pueda “darse personalmente cuenta de lo razonable que son nuestras patrióticas aspiraciones.
“Que su ilustre visita sea fruto de la creación de la Gobernación de los Lagos y de la terminación del ferrocarril hasta el lago Nahuel Huapi, que tanto necesitamos. Dadnos entonces un gobernador de acción, no de sillón, capaz de llevar adelante con celo y energía las justas aspiraciones de los pobladores de su territorio”.
San Carlos de Bariloche, 14 de diciembre de 1916.