Considerados distintos acontecimientos para definir la fecha de fundación de San Carlos de Bariloche, el primer Congreso de la Historia Rionegrina –celebrado en esta ciudad entre el 21 y 24 de noviembre de 1968- presidido por el doctor Roberto Etchepareborda, determinó que fuera el 3 de mayo de 1902. El único número de la revista Nuestro Sur (1969), dirigida por Pastor Méndez, rescató la conferencia que ofreciera el reverendo padre Raúl Entraigas (historiador) que fundamenta la decisión.
Reproducimos parte de aquella exposición.
Fundación no es lo mismo que principio, creación, establecimiento, origen, aunque tiene relación con esos términos.
Desde 1523, España tenía sus Ordenanzas de Poblaciones y a ellas debían ajustarse los fundadores de pueblos –al principio no se habló de ciudades-. De manera que don Pedro de Mendoza, para fundar Buenos Aires, tuvo que atenerse a las ordenanzas. Pero no obstante ellas, hay todavía autores que dicen que la ciudad de Buenos Aires nunca fue fundada (…)
Para que se pueda hablar de Fundación, creemos indispensable que se tenga la “intención” de fundar y la autoridad para hacerlo. Ha habido muchos que se han establecido en esta región, que han dado origen a esta población, pero no la han fundado.
El descubridor del lago Nahuel Huapi fue el capitán Juan Fernández, llego aquí en 1621 al frente de cuarenta y seis hombres. Por el hecho de haber descubierto el lago, ¿le daremos el título de fundador? No. Él no venía con la intención de fundar un pueblo sino de explorar una región.
En 1653 llega hasta aquí el padre Diego de Rosales, jesuita. Admira la famosa laguna de Nahuel Huapi, como dice él, vino “a poner la paz y dar noticia del Santo Evangelio a los puelches”; estuvo cuatro veces en el actual territorio argentino, pero nunca tuvo intención de fundar pueblo alguno.
En 1670 llega al Nahuel Huapi el padre Nicolás Mascardi. Viene a defender a los poyas, pues no faltaban españoles que los querían hacer esclavos. Del otro lado del lago, en Puerto Huemul, establece una misión con capilla y todo pero no creemos que tuviera intención de formar pueblo allí. Fue asesinado en septiembre de 1673 y sigue el padre Laguna su obra evangelizadora. Halló la muerte el año 1707. En pos de él Guillelmo, Hoyo, López y Elguea fueron otros tantos mártires de su anhelo por civilizar a los aborígenes.
Viene luego 1767, la expulsión de los jesuitas. En muchas de sus actividades los reemplazaron los franciscanos, también en estas andanzas misioneras y le tocó a fray Francisco Menéndez, en las postrimerías del siglo XVIII realizar una serie de viajes que arrojaron nueva luz sobre el tenebroso pasado de estas regiones. Su estancia en Nahuel Huapi no significó una fundación.
Entramos en el siglo XIX. En 1855 el escritor chileno Vicente Pérez Rosales descubre el paso que muy justicieramente lleva su nombre, pero regresó sin dejar huellas.
En 1863 procedente también de Chile, recorre el Nahuel Huapi y desea navegar, sin éxito, las traicioneras aguas del Limay, don Guillermo Cox. Y luego siguiendo ya la ruta del sol, llega a estas encantadoras regiones el primer argentino: Francisco Pascasio Moreno.
El 22 de enero de 1876 hizo ondear la enseña de Belgrano sobre el silencio de los lagos, pero no puede ese día 22 de enero considerarse como la fecha de fundación porque, ni Moreno tuvo intención de fundar una ciudad, ni dejó nada estable luego de su visita, muy importante por cierto, pero siempre fugaz.
El 2 de abril de 1881 llegan las tropas del general (Lorenzo) Vintter. Al día siguiente izaron en un asta de “roble” el pabellón nacional en el cerro más alto de la zona. El día 10, en ese mismo cerro, que se llamó Carmen, hubo disparos de artillería; revista y arenga del general Conrado Villegas. Ninguno de los actos de este aparato castrense constituye una fundación. Las tropas regresaron por Neuquén a Carmen de Patagones y el lago siguió meciendo el milenario anonimato de la ciudad que en el futuro orlaría sus playas.
En 1883 logra llegar, surcando las difíciles aguas del Limay, hasta este lago de ensueño y consigue rielar con su Modesta Victoria las claras e inquietas aguas, el teniente Eduardo O´Connor. Pero ni su arrojo ni su sacrificio ni su victoria significaron una fundación.
Es mérito indiscutido del ministro chileno don Antonio Varas si en 1851 zarparon los primeros inmigrantes alemanes de Hamburgo, para el sur del país hermano. Primero poblaron Valdivia, luego avanzaron hacia Osorno, Puerto Varas y Puerto Montt. En esa región privilegiada encontraron los elementos necesarios para aplicar su espíritu emprendedor y acelerar considerablemente el progreso de la zona. Desde entonces hubo ahí cervecerías, fábricas de calzado, astilleros, industrias de toda índole. En 1890 comenzaron a afluir los primeros pobladores a esta región. Estos vinieron, no solamente de allende la cordillera, sino también de aquende.
Unos fueron agricultores, eran los que venían de Chile. Otros, ganaderos, los del país. Entre los primeros debemos enumerar a Summerville, José Tauscheck, y Otto Goedecke. Como se ve, los pobladores no podían ser más cosmopolitas. Están los que llegaron del este, los hermanos Jones y los hermanos Newbery, ingleses.
Entre los pobladores de Osorno estaba Guillermo Wiederhold. Tenía 17 años cuando llegó de Alemania. Primero se radicó en Osorno luego en Puerto Varas.
El origen de este pueblo está relacionado con la revolución del tráfico regular entre Chile y esta región. Fueron comerciantes alemanes chilenos los que dieron impulso a esta actividad. Todavía en 1897 el número de casas alrededor del lago no era más de catorce y en el lugar de San Carlos de hoy no había más que un galpón para depósito de lana que traían los indios de lejos para trocarla por víveres, ropas y otros enseres útiles.
El trayecto de Puerto Blest se efectuaba entonces en grandes balsas, hasta la mitad cubiertas, y en botes a vela. En estas embarcaciones se transportaban mezclados hombres y animales. El viaje duraba algunas veces hasta dos días y medio cuando el tiempo era malo.
El primer vapor llegó de Puerto Montt, transportado pieza por pieza por el paso Pérez Rosales.
Respecto de las primeras casas de esta ciudad, hay en las memorias del padre Zacarías Genghini, el salesiano que construyó la primera iglesia, unas referencias bastante luminosas. Él llegó por primera vez en 1901, dice que había entonces sólo cuatro casas y las enumera: la alemana, o sea la casa de negocios de Achelis y Hube, que se llamaba San Carlos: un gran galpón con varios departamentos; unos ranchitos en que vivían tres familias indígenas y la comisaría.
Una revista alemana de Concepción Chile reseña la travesía del vapor transportado a Puerto Blest. Fue botado al lago en 1900 con el nombre de El Cóndor en presencia del intendente de la provincia de Llanquihue. El vapor cruzó el lago y arribó a Puerto Moreno, a un pequeño muelle, delante de la casa del señor Wiederhold y agrega el articulista, que es el doctor Christofer Martin, lo siguiente: en este lugar –refiriéndose a Puerto Moreno- se fundó el pueblo de San Carlos de Bariloche en el mes de enero de 1900 y pone la lista de los presentes: Fritz Hube, Carlos Wiederhold, Freckmann, Carlos Richmann, Horn, Browning, Hans Hancke, el suizo Roth, Christian Bock, todos nombres alemanes o de origen europeo.
Uno de los primeros pobladores fue don Oscar Runge Los señores Hube y Achelis compraron el negocio de Wiederhold en 1898 y seis años más tarde lo vendieron a la Compañía Chile Argentina.
Esta compañía no sólo se dedicó al comercio sino que compró tierras y formó las estancias San Ramón, Chacabuco y Traful.
Es así que el 9 de abril de 1902 los varios ranchos y casas que se levantaban alrededor de la casa de Wierderhold fueron oficialmente bautizados como pueblo de San Carlos de Bariloche.
La primera nave, a vapor, se llamo Elvesia y se trajo de puerto Montt hasta Nahuel Huapi.
La Compañía Chile Argentina sintió las consecuencias de la guerra y en 1917 se disolvió comprando sus bienes don Primo Capraro y don Ricardo Roth.
El 8 de febrero de 1925 se hizo una gran fiesta. Primo Capraro hizo venir a don Carlos y él leyó un discurso en el que nos da estos datos interesantes: hace treinta años por primera vez pisé este suelo. No soñaba jamás que un día iba a ver un pueblo tan floreciente. Y narro la génesis de San Carlos de Bariloche. En 1894, diciembre, resolví hacer un viaje desde Osorno vía Puyehue hasta Nahuel Huapi, para conocer estos parajes y encontré en esos tiempos muy pocos pobladores. Había un poblador en el rincón que ocupaba don Pablo Hube. En Chacabuco tenían su estancia los señores Juan Jones y Enrique Neil. Y de este lado del lago don José Tauscheck y aquí, en Bariloche, vivía Nasario Lefipan. Por don José Tauscheck supe que se podía abrir un camino entre los lagos Nahuel Huapi y Todos los Santos. Lo que será más tarde este pueblo, no lo podemos imaginar, pero de seguro será un centro de comercio y de turistas. Deséoles a ustedes felicidad y prosperidad, que viva San Carlos de Bariloche y la República Argentina. Bariloche, 8 de febrero de 1925 firmado: Carlos Wiederhold.
Antes de 1900 esta zona estaba poblada ciertamente. Pero eran puestos dispersos alrededor del lago. Antes del siglo XX había en estos lugares destacamento militar, policía, juzgado de paz y hasta había bomberos. Todo eso comenzaba a nuclearse alrededor de la llamada Casa Alemana, así se llamaba a la Casa San Carlos.
En el periódico rionegrino Flores del Campo leemos un artículo titulado Bariloche, su fundación. Dice: en el año 1902 hallándose destacado en esta el entonces capitán del ejército don Mariano Fosbery, al mando de un piquete del Regimiento 3 de Caballería de línea, tuvo la feliz iniciativa de impulsar la fundación de un pueblito a inmediaciones del campamento militar, entusiasmando a los pocos transeúntes que entonces había a radicarse y, en algunos casos, hasta facilitando maderas para que pudieran construir sus viviendas.
El corresponsal de Flores del Campo en 1916 era don José de García.
Por lo que dice de García, no podemos concluir que el mayor Fosbery sea el fundador de ese pueblito que estaba en las inmediaciones del campamento militar, pero si sabemos que la superioridad le llamó la atención por “ocuparse de menesteres que no eran de incumbencia”, pero esto incitó al ministro de Agricultura, don Wenceslao Escalante, hombre inteligente y de vastas miras, el cual decretó la erección de una colonia agrícola ganadera en el perímetro del hermoso lago.
El hecho es que el 9 de abril de 1902 el presidente (Julio Argentino) Roca decreta la creación de esta colonia. En el registro nacional ese documento figura encabezado así: decreto fundando una colonia de acuerdo con las disposiciones de la Ley de Hogar que se denominará Nahuel Huapi, en las tierras fiscales adyacentes al lago del mismo nombre. Firman ese decreto de fundación el presidente de la República, general Julio A. Roca y el ministro de Agricultura don Wenceslao Escalante.
Comienza así: habiendo elevado la dirección de Tierras y Colonias, de acuerdo con lo ordenado por el ministerio de Agricultura, el proyecto de subdivisión de lotes de 625 hectáreas de las tierras que rodean al lago Nahuel Huapi, cuya exploración y mensura ha practicado el ingeniero don Carlos E. Martínez y considerando…
El decreto tiene once artículos. El tercero reza: la división de tierra y colonias propondrá los lotes que se reservarán para pueblo, con los ejidos correspondientes y, además, los lotes que sea conveniente para subdividir, por ser aptos para la agricultura, de acuerdo al artículo cuarto de la ley del 2 de octubre de 1894. Había pues que reservar los lotes que deberían formar el ejido urbano del pueblo. Veinticuatro días después, es decir el 3 de mayo, aparece el segundo decreto.
Ministerio de Agricultura, 3 de mayo de 1902.-
En ejecución del decreto del 9 de abril del corriente año, que dispone la fundación de una colonia, de acuerdo con la Ley de Hogar, denominada Nahuel Huapi, en las tierras adyacentes al lago del mismo nombre y de conformidad con lo informado por la División de Tierras y Colonias, el presidente de la República decreta: Artículo primero, resérvase para la fundación de pueblos, 400 hectáreas (…) en el paraje conocido con el nombre de Puerto Moreno, en los lotes 111 y 95. Y en el denominado San Carlos en los lotes 114 y 115.
Nosotros no hemos tenido en nuestra patria las ordenanzas de poblaciones pero, ya lo ven, tenemos algo muy parecido. En la Dirección General de Tierras, anexo al boletín número 7, año IV, se lee Fundación de Pueblos. Ahí, hay intención de fundar y de crear, como se dice en otras partes. (…)
A mi modo de ver, la verdadera fecha es la del decreto de fundación del pueblo de San Carlos y de Puerto Moreno. Aplicando el mismo criterio, San Antonio Oeste fue fundado el 30 de octubre de 1895, Valcheta el 19 de junio de 1899, Allen el 16 de julio de 1909, Frías y Conesa el 14 de febrero de 1879. Poco después aparece el decreto del 18 de septiembre de 1902 por el que se otorgan a muchos solicitantes los lotes que no fueran reservados por el decreto anterior.
Y el 27 de diciembre de 1902 otro decreto comisiona al ingeniero Apolinario J. Lucero para que proceda a deslindar y poner en posesión de sus lotes a los concesionarios. El 30 de septiembre de 1903 el ingeniero Lucero presentó su informe.
Comienza diciendo que la población es bastante numerosa. Hay indígenas, chilotes y alemanes. Los únicos que tienen pasta para agricultores son los alemanes. Los otros cultivan lo necesario para el consumo doméstico. Como a esto se añade que es gente muy dada a la bebida considera Lucero que no conviene entregar los terrenos a ellos.
En cambio algunos pobladores, como los tres hermanos Goye, los Mermoud, Mülenfort, Goedecke, Runge y especialmente la Casa Hube y Achelis han hecho mejoras, han desmontado y hasta tienen un molino hidráulico.
Lucero sostiene que la colonia debe ser agrícola pastoril, los terrenos buenos están en los valles, las colinas, amén de ser en general áridas, permanecen dos o tres meses cubiertas de nieve, de ahí la necesidad de dar a los colonos una extensión grande de tierra y los buenos campos, bajos, están a orillas del lago.
Los artículos de primera necesidad que no se producen aquí tienen precios fabulosos, por lo tanto la vida es muy dura para el colono. Los bosques son tanto más tupidos cuanto mejor es la tierra.
(…) el 4 de enero de 1904 aprobó el Ministerio de Agricultura el informe del ingeniero Lucero. Desde que el 9 de abril de 1902 se invitó a los pobladores a afincarse en estas tierras, muchos hombres laboriosos acudieron al llamado.
En resumen: para las publicaciones de Parques Nacionales la fecha de fundación sería el 2 de febrero de 1895, para Chistopher Marin en enero de 1900, para El Llanquihue en 1891, para el señor Hugo Raone el 3 de octubre de 1895. Y para nosotros, luego de haber considerado lo que dejamos atrás, la fundación de la colonia Nahuel Huapi es el 9 de abril de 1902 y la fundación de la ciudad de San Carlos de Bariloche el 3 de mayo de 1902.
Luego de la exposición de la tesis sustentada por Entraigas, la Municipalidad sancionó la ordenanza respectiva.